Conocimos a Carlos Busqued por un rumor. Un rumor de un rumor de un rumor. Alguien, hace años, nos dijo (nos rumoreó) que se rumoreaba que el Premio Herralde de 2008 lo había ganado él con su novela Bajo este sol tremendo, pero cuando abrieron el sobre con los datos personales del seudónimo firmante, al ver que se trataba de un ignotísimo escritor argentino, decidieron premiar a otro autor «con carrera» y a Busqued lo distinguieron como uno de las 10 finalistas.
¿Fantasía o realidad? Da igual. Pero fue el rumor que nos llevó a buscar a ese autor chaqueño, con largo paso cordobés, devenido en porteño, para leerlo. Los concursos, siempre, en cualquier rubro, son mirados de reojo: no merece tanta veneración ni sus loas ni sus sombras. Lo raro era, en este caso, ver que no se trataba de alguien con «carrera literaria», de varios libros publicados, tampoco alguien famoso por otra cosa. Todo lo contrario. Era un verdadero outsider mandando su ópera prima a uno de los principales concursos de literatura de habla hispana, de una editorial de renombre internacional, en el que terminó coronando. ¿Por qué?
En esta entrevista de Silvina Friera de abril de 2009, cuando la novela fue publicada, responde: “La mandé al concurso de caradura porque era el único que no pedía extensión –confiesa Busqued–. Cuando me escribió (Jorge) Herralde, me caí de culo. Me dijo que estaba entre los diez finalistas y que independientemente del resultado quería publicar la novela. Leo tirando a poco y soy medio vago. Pero la mayoría de los escritores que me apasionaron publicaron en Anagrama. Yo no sabía ni cómo contestarle el mail a Herralde. Esperé dos días; le dije que era un honor pero tampoco quería que se me notara que se me caían las medias. Herralde tardó una semana en responderme y yo pensé que se había arrepentido.”
Certati está hace seis meses sin laburo. Se le está terminando la plata de la indemnización y lo único que hace es mirar documentales de animales en la televisión y fumar porro. Un día recibe una llamada: le dicen que asesinaron a su madre y su hermano a escopetazos en Chaco. Tiene que hacerse cargo de los cadáveres. Y ahí comienza una peripecia cruda, cargada de violencia, de fondo policial y novela negra, en el norte argentino. (Una parte filmaron en El otro hermano, la película de Adrián Caetano, pero a Busqued mucho no le gustó la adaptación.)
En este video cuenta que esa novela «la escribí cagado de odio, en una casa que no tenía muebles, estaba en un rincón muy pobre de Córdoba». También hace referencia al contacto con Herralde como su primer contacto con el mundo editorial. Y habla de la distancia que tiene con escritorxs y editorxs, como un círculo que mira de afuera y al que no tiene ganas de pertenecer. «Esto no está acá», dice una de las remeras con la que lo fotografiaron varias veces, una forma de presentación bien clara, como diciendo «ignoren mi presencia».
Bajo este sol tremendo fue elogiada casi con unanimidad y eso de alguna manera lo presionaba para que la próxima esté a la altura. Magnetizado llegó en 2018 y las críticas fueron más diversas.
No se trata una novela sino de una historia de no-ficción, con cercanía a uno de los orígenes del género como fue A sangre fría de Truman Capote, ya que es una historia contada a partir de un diálogo con Ricardo Melogno, un asesino que mató a cuatro taxistas a fines de 1982 —en plena dictadura, meses después de la guerra de Malvinas—, entre el barrio porteño de Mataderos y Lomas del Mirador. 35 años años de cárcel psiquiátrica, relatados en primera persona. También su infancia, la violencia de su madre, el (des)trato con su padre, su tiempo como conscripto, también los crímenes «inmotivados». Luego, la vida en la cárcel, las drogas psiquiátricas, los aprendizajes, el expediente que no lo suelta, que no se anima a que ande libre.
Busqued logra sumergirnos en la complejidad de una personalidad que hizo mal, a la que le hicieron mal y a la que las instituciones maltrataron por demás. Sin morbo, con curiosidad sincera, honesta. Acá pueden leerse las primeras páginas y en este video (con el que Canal Encuentro lo recordó el martes) cuenta más sobre el proceso de entrevistas y edición de las 90 horas de charla con Melogno en la unidad psiquiátrica. También habla de su escritura: «Amo haber escrito, pero mientras sucede es un espanto». Escribir, para Busqued, era una necesidad, una imposición del cuerpo que lo obligaba a tener que sacarse de adentro esa historia.
Sabemos que estaba trabajando un libro con Blatt y Ríos, y otro con Anagrama. Quizás haya algo más. Por ahora, quedan sus dos títulos, su muro con tuits y un millar de anécdotas que van apareciendo entre quienes lo conocieron, lo entrevistaron o compartieron algo.
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Esta nota salió en marzo de 2021 en La Ceremonia del Ocio, el newsletter que cada sábado llega a las bandejas de entradas de todas las personas que se suscribieron acá.
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